Efectivamente, este cartel propone un juego -de esos que tanto gustan al autor- en el que, por un lado, plasma su compromiso con el cómic, al tiempo que rinde homenaje al medio, reinterpretándolo en clave moderna. Una constante que encontramos presente en gran parte de su obra.
Sus cómics están impregnados de referencias a géneros, títulos y personajes del tebeo clásico, hasta el punto de que algunas de sus grandes creaciones son relecturas modernas de géneros clásicos. Esto nos sitúa en un terreno culto pero, sobre todo, lúdico, en el que Torres demuestra disfrutar y que llevó al paroxismo en su genial obra Picasso en la Guerra Civil. Volviendo al cartel, comprobamos que el autor vuelve a llevarnos a su terreno con maestría y una gran carga de lucidez.
Por todo ello, solo podemos sentirnos enormemente afortunados y agradecidos de que Daniel Torres aceptara en su día nuestra petición de realizar el cartel y lo haya hecho tan suyo.